Ahora en la tienda: Módulos de aprendizaje en línea Gestión de prácticas sostenibles

Pulse

Revista Británica de Dermatología 01/2023: Salud planetaria en dermatología: hacia un concepto sostenible de la salud en las guías de práctica clínica

Extracto

A pesar de las mejoras en la eficiencia del uso de la energía, los materiales y el agua, la carga ecológica de la prestación sanitaria ha aumentado en todo el mundo.¹ Aparte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes del consumo de energía, el transporte y la prestación de servicios, el sector sanitario y sus cadenas de suministro contribuyen a la degradación de la biosfera de formas menos aparentes. Los productos tóxicos y sus metabolitos pasan al agua potable y ya se están detectando en el torrente sanguíneo de los recién nacidos.² Del mismo modo, los materiales no degradables como los macroplásticos y microplásticos utilizados en los productos farmacéuticos y sus envases se acumulan en los entornos marinos, donde pueden amenazar la capacidad de los sumideros naturales de carbono para eliminar CO2 de la atmósfera.³ Especialmente relevantes para los dermatólogos son los ingredientes nocivos de los medicamentos tópicos, los protectores solares, los cosméticos y los cosmecéuticos, que pueden transmitirse de la piel a los sistemas de alcantarillado a través del lavado de manos y la ducha, y directamente a los entornos acuáticos a través de actividades recreativas como la natación.

Aunque las organizaciones de médicos están de acuerdo en la necesidad de adoptar medidas de protección medioambiental, sus miembros carecen actualmente de información fiable para considerar las cuestiones de sostenibilidad en sus decisiones médicas. Esta falta de orientación ante una crisis cada vez mayor exige un cambio conceptual profundo a la hora de ofrecer recomendaciones basadas en pruebas, en lugar de un mero llamamiento a la concienciación ecológica. El concepto de salud planetaria trasciende el de protección medioambiental al concebir la atención sanitaria como perpetradora y víctima a la vez de la alteración ecológica. Siguiendo esta lógica, además de centrarse en los efectos próximos como las emisiones de GEI y la contaminación atmosférica, atender a los puntos finales más abajo en la cadena causal se convierte en algo fundamental para apreciar plenamente la huella ecológica de la asistencia sanitaria. Esto se debe a que las emisiones y la contaminación conducen en última instancia a efectos adversos para la salud, como el aumento de la incidencia de enfermedades respiratorias y transmitidas por vectores, las reacciones alérgicas y la exposición a los rayos ultravioleta (UV) y al calor.⁴ En esta declaración de posición, defendemos que, al considerar sistemáticamente las ramificaciones ecológicas de las prácticas sanitarias, los responsables de elaborar directrices deberían anticiparse a los probables cambios medioambientales y políticos y articular una respuesta adecuada. El concepto de salud planetaria se adapta bien a este propósito y puede servir de base filosófica para las decisiones médicas con conciencia ecológica.⁵

Revista Británica de Dermatología, volumen 188, número 1, enero de 2023, páginas 132-133, https://doi.org/10.1093/bjd/ljac022

Póngase en contacto con

Compartir esta entrada

Más contribuciones

Hágase socio ahora

Hágase socio gratuitamente y apoye nuestro trabajo con su nombre.

Consentimiento de cookies GDPR con banner de cookies reales